Este artículo explorará las maneras en que el Islam se aparta de la verdad bíblica sobre la persona y obra del Espíritu Santo. Estas divergencias permiten a los seguidores de Cristo responder a las caracterizaciones islámicas erradas del Espíritu Santo, especialmente la acusación de triteísmo. El Islam afirma que los cristianos adoran tres dioses. Mientras el Islam ciegamente degrada y denigra la divina personalidad del Espíritu Santo, su “función” y obra perdura.

Desafortunadamente, y como posteriormente demos-tró la experiencia de Hamid, no todos los diálogos con los musulmanes acerca de la identidad de Mahoma son tan fácilmente resueltos. Aún entre individuos muy interesa-dos en las afirmaciones cristianas acerca de Jesús, el asun-to del profetismo de Mahoma puede resultar ser una inti-midante barrera. Esto no es sorprendente. Aceptar el profe-tismo de Mahoma es la primera mitad que define la identi-dad de la “shahada”, o confesión, el primer pilar del islam y la profesión oral requerida para una persona convertirse en musulmán. Técnicamente la shahada usa la palabra árabe rasool (mensajero)—significado que lleva implícito este profetismo (la otra mitad de la shahada es el reconocimiento de que no existe Dios sino Alá).

Evangelizamos y quizás también actuamos como el enér-gico perro pastor para reunir nuevas ovejas en el redil. Como un lector de Intercede, su vida de oración intercesora juega un papel clave en traer a las otras ovejas -las primeras ovejas mu-sulmanas- fuera de la oscuridad y dentro del cuidado del Buen Pastor que entregó Su vida por las ovejas. Como un cristiano de trasfondo musulmán, les agradezco por sus oraciones e integración en este ministerio. 

¿Cristianos y musulmanes adoran al mismo Dios? Cre-ciente números de cristianos y misiólogos cristianos están res-pondiendo afirmativamente, especialmente cuando buscan una relación amigable con los musulmanes. Este artículo, mirando esta antigua pregunta desde el punto de vista islámico, advier-te que los eruditos musulmanes no han reflejado el deseo que tienen sus homólogos cristianos de moverse hacia la reconciliación teológica. 

Sobre Jesús, el típico musulmán dirá, “Nuestro libro sagrado afirma su nacimiento virginal, su profetismo, su poder para obrar milagros y su pronto regreso”. Esta de-claración suena como algo que todo cristiano debe reafir-mar fácilmente. Sin embargo, la realidad es que en la mayoría de los contextos islámicos lo mejor que un mu-sulmán podría hacer—abrazar a Jesús como salvador—es considerado por la comunidad islámica como la peor cosa que podría hacer. El tema de Jesús es una de las conversaciones más cargadas teológicamente que usted tendrá con los musulmanes; sin embargo, es la más im-portante. 

Después de la Proclamación de Emancipación, los afro-americanos se encontraron en una difícil situación: habían perdido su esencia a través de generaciones de esclavitud y ahora estaban tratando de recuperar un sentido de pertenencia y una identidad que los separaba de la opresión blanca. Algu-nos, como Marcus Garvey de la Universal Negro Improve-ment Association (UNIA), abogó por un retorno a la patria africana. Los otros, habiendo sido influenciados por el deseo de Garvey para ennoblecer a los afroamericanos, tomaron un enfoque diferente.